La supernova 1987a sigue siendo visible a simple vista en el cielo del hemisferio sur. Los neutrinos que se detectaron entre 2 y 3 horas antes de la llegada de su luz a la Tierra sugieren que se formó un cuerpo compacto (una estrella de neutrones, porque la estrella progenitora tenía unas 20 masas solares). El mayor misterio que rodea a 1987a es la naturaleza de su remanente. Giovanna Zanardo (Univ. Western Australia, Crawley, Australia) y sus colegas han obtenido pruebas de quese trata de un púlsar, una estrella de neutrones en rotación rápida con un fuerte campo magnético.
El equipo ha analizado los datos de dos telescopios compuestos, ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) y ATCA (Australia Telescope Compact Array). Han separado la radiación debida al núcleo de la remanente de la debida a la onda de choque. Se observa un exceso en la emisión de radiación sincrotrón consistente con un objeto compacto que produce un fuerte viento magnetizado que afecta a parte de la onda de choque, la señal que cabría esperar si se tratar de un púlsar.
El interesante artículo técnico es Giovanna Zanardo et al., “Spectral and morphological analysis of the remnant of Supernova 1987A with ALMA & ATCA,” The Astrophysical Journal 796: 82, 2014; arXiv:1409.7811 [astro-ph.HE]. Por supuesto serán necesarias futuras observaciones de ALMA, ATCA y VLBI para ratificar que el remanente es un púlsar (como siempre la primera prueba es sólo eso el primer paso en un largo camino).
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